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sábado, 28 de agosto de 2010


Hace siglos, se convirtió en inmortal cuando fue engañado por una cazadora oscura con la que mantuvo una breve aventura. Con la ayuda de su amante, el dios nórdico Loki, Morginne intercambió sus almas sin que él lo supiera, y Wulf Tryggvason se convirtió en un cazador oscuro al servicio de Artemisa, mientras que ella se convertía en humana. No contenta con esto, Morginne también le lanzó una maldición, la cual puede resultar muy útil, aunque sumamente irritante: la amnesia. Nadie (excepto los otros cazadores y sus descendientes directos) recuerda a Wulf, incluso si te topas con él, a los cinco minutos se te habrá olvidado por completo que alguna vez le conociste. Este hecho es bastante satisfactorio si lo que estás buscando es un revolcón de una sola noche, pero hace muy complicado el poder mantener una relación estable, y sin el verdadero amor jamás podrá recuperar su alma.

Mil años después de su maldición, Wulf por fin se topa con una persona que puede recordarle pero, ¡¡¡maldición!!!, es una especie de Princesa de la raza a la que él ha jurado perseguir y dar caza, los apolitas y, por lo tanto, esa mujer está prohibida para él.

Una mujer a las puertas de la muerte

Cassandra Peters es mitad humana y mitad apolita, una raza condenada a muerte por el dios Apolo al cumplir los veintisiete años, a menos que maten a un humano y le roben el alma, convirtiéndose así en daimons. Ahora, a sólo ocho meses de su veintisiete cumpleaños, ella sabe que su tiempo se agota. Y, por si fuera poco, existe una antigua leyenda en la que se dice que cuando el último descendiente de Apolo muera, la maldición sobre los apolitas cesará, y resulta que Cassandra es esa última descendiente, con lo cual muchos apolitas y daimons quieren matarla. Sin embargo, la verdad es mucho peor, y es que muchos no saben que si Cassandra muere, también lo hará el sol.

Una noche, Wulf acude en su rescate. Y, por primera vez, Cassandra conoce a un hombre que le hace desear todo aquello que no puede tener... amar a alguien y ser amada a su vez, y envejecer al lado de esa persona.


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